domingo, 26 de febrero de 2017

SOLEDAD - Layton y Frank Morris

"Soy todo lo que cabe en mi vida menos tú"
CHARLY EFE  & VENUS X BETIMELESS - NAJWA

Llevo toda mi vida buscando un sitio que no me resulte extraño. Todos los besos que he dado, todas las experiencias que he vivido así como todo lo que perdí siempre han sido intentos por encajar en este desagradable entorno. Mi entorno. He llegado aquí subido a bordo de este tren que es mi vida, el cual está guiado por unos raíles de tiza que yo mismo he trazado.

Siempre he querido saber si hay peor sensación que la de estar solo. Por desgracia diré que me resulta familiar y por fortuna que me ha ayudado a reconciliarme conmigo mismo cuando mi beligerante mundo interior se enfrentaba a un entorno que no le agradaba en absoluto. El desencadenante de dicho conflicto siempre era esta sensación que a día de hoy aún me hostiga y me impide conciliar el sueño en incontables noches, las cuales utilizo  para pensar en todo aquello que he perdido y que por desgracia no va a volver. Al fin y al cabo es lo que me impulsa a escribir esto. Aunque pensándolo bien ¿A quién cojones le importa?


"Yo sigo triste, tú estás preciosa como siempre"
CHARLY EFE & VENUS X BETIMELESS - NAJWA

Miro a mi alrededor
Nada me agrada
Huyamos buscando un lugar mejor
En el que coincidan nuestras miradas.

y leí en braille todo tu cuerpo,
más por no romper mis ilusiones,
trato de hacer lo efímero, eterno.


(Entra en escena Frank Morris, con la secuela del cuento de la lechera en la punta de la lengua)

Frank M:

Jamás llegué a pensar
que en tu cabeza, tan bien amueblada,
cupiesen esas ideas tan descabelladas.


Mira bien y sabrás
que, tras esa mirada azabache, un mal de ojo
busca convertir tu gran semblante en un despojo.

Layton: (con la risa socarrona del que tiene mucho por llorar)

Te equivocas.

Frank M:

Te prometo por los surcos
que han excavado mis llantos,
que si tiene compasión,
te abandona al primer canto
que inaugure la mañana.
Sombra negra del abanto
en tu pecho bailará
si elige, bajo tu manto,
trabajarse su maldad.

(Irrumpe en escena El Tiempo, con vestido escurridizo y manos plomizas)

El Tiempo:

Escucha a las lenguas honestas,
las que siempre están a tu lado,
cuándo quieres calmar tu llanto,
cuando ante todo tienes quejas.

Yo que fui, soy y seré testigo,
cuando estabas solo y deshecho,
de quién has guardado en el pecho
y de todo lo que has sido,
digo que has perdido tu vida
buscando unos ojos sinceros
donde solo había mentiras.

'Manin, cosecharás lo que siembres'
Y sembraste en terreno vacío,
pronto recibiste tempestades
cuando inmóvil esperabas lirios.
No ocultes tras tus oscuros ojos
el dolor que produce su ausencia,
pues tu error fue hacer oídos sordos,
a los rugidos de la tormenta.


(Es otro anochecer cualquiera en el barrio. Dos sujetos se sientan en un banco. Sus caras son las caras de quienes tratan de dormirse de nuevo para recuperar un sueño. Buscan las palabras)


Frank M

Ojalá me hubiese equivocado,
joder, parece que solo acierto
cuando profetizo desamor,
la ruptura y el próximo muerto.

Y ya no te puede consolar
lo de que nos queda juventud,
y que otras miles esperan fuera,
encontrar un hombre como tú.

Si encuentras las fuerzas, en el Kraus
nos esperan con vidrio y cartón,
que antes que hacer del pecho un desecho,
residuos en hígado y pulmón

Layton

Debí hacerte caso al decir “atiende”,
pero sabes que soy errante de amores
y por eso vago constantemente
buscando en este descampado flores.

Kraus es testigo de nuestros excesos,
de nuestras reflexiones y canciones.
Donde hemos vivido grandes momentos
compartiendo nuestros múltiples errores.

Si de algo puedo estar seguro
es de que las fuerzas nunca me faltan,
ni cuando afronto la crueldad del mundo,
ni cuando no guardo en mi pecho nada.


FIN 



El público aplaude y se cierra el telón. La obra continúa fuera del escenario.

Layton y Frank Morris





viernes, 24 de febrero de 2017

LUNA - Frank Morris

Tres años atrás,
soñaba con un hueco entre sus sueños:
esa anestesia color espuma de café,
esa amnesia disociativa afinando cuerdas,
ese limón suave en las grietas de la sonrisa.

Te recuerdo tres años atrás,
con un cisma entre los pechos,
demasiada inteligencia para tanto idealismo,
muy poca edad para leer a Cortázar,
con esa carencia de lastre que te impedía acompañar a tus iguales,
y Le Duifet de fondo.

Te recuerdo tres años atrás,
yo ni sabía que ibas a ser la referencia de todos los labios,
ni que cuando fijaras tu odio en mí
iba a morirme mendigando un cambio de paradigma,
un amor que desdibujase tu rostro.

Y aquí sigo,
diciendo que no es suficiente
con tu vara de medir.
Con tu rostro grabado a fuego.

Frank Morris



lunes, 13 de febrero de 2017

Frank Morris - S I E T E

Yo no sabía esa palabra de ocho letras
que empieza por 's' y acaba con el miedo.
Yo no sabía esa palabra,
pero mi madre estaba planchando
y yo posé mi catarsis sobre el alféizar. 
Yo no sabía esa palabra, 
pero mi madre sí. 

Su padre y yo lo achacamos a su excesiva sensibilidad, a su madurez precoz. 

Con solo siete años
coloqué en mi horizonte el concepto
que custodian las tripas del buitre. 
Me salvó el escalofrío de mi madre. 
Con solo siete años
puse en mis labios un deseo
que hoy desnuda la degradación del óleo, 
las grietas del pentimento. 

Hay que matizar que el recuerdo existe y se conserva (no se ha borrado permanentemente), la dificultad está en el acceso consciente y recuperación del mismo.

Cuatro trazos
y a la mierda la hipótesis de la psicóloga,
un hilo de voz para evocar la seguridad de aquella frase.
Miré al abismo
y casi me corono mártir del arenero. 

Ha abierto la ventana y ha dado un paso más en su cabeza.

Frank Morris