viernes, 30 de diciembre de 2016

Layton - Soldadito marinero

En este mar se refleja la luna,
marinero intrépido y poco cuerdo,
se desespera buscando a su musa,
le sigue atormentando su recuerdo. 

Náufrago que canta sus agonías
no debió callar este marinero,
pues le ocultó que con una caricia,
convertía en verano sus inviernos. 

En este mar sabe que ella navega, 
manda un beso orientado por las olas.
Aguardará optimista uno de vuelta
y es que no lo quiere de ninguna otra. 

Su esperanza es este canto a la vida,
siempre esperará ese golpe de suerte
que la traiga ante él algún día, pues
si no es así, que le alcance la muerte. 

Layton


jueves, 15 de diciembre de 2016

Layton y Frank Morris - MAMÁ



“Ahora venís todos hablando de amor real, y apenas lo conocéis. Amor real el de tu madre, y no lo aprecias porque está ahí desde siempre.”


                                                                                                     Le Duifet - Run




No logro imaginarme el día en que ella me falte. Ese día seré un tejado sin cimientos que sustenten. Mientras tanto, camino sin miedo a perderme porque sé que su luz podrá iluminar mi camino y arroparme cuando apriete el frío.
Cuando solo veo tempestad, se presenta con abrazos de la Virgen de la Piedad e invade todo de calma.

Por eso cuando llegue el último beso, la noche se tornará oscura y en ese momento entenderé cómo se sentiría el Sol sin la Luna.


En aguas someras de mediocridad,
o en las salidas de emergencia del barrio,
por allí yo rondaría si Mamá
hubiese faltado un segundo a mi lado.


Pero ni faltó, ni faltará
lo que otros siguen necesitando:
un bofetón cuando hablé de más,
un abrazo que secó mi llanto.


Ella a vivir me ha enseñado
y yo aprendí a no olvidar
ni un segundo por quién mato.


Cuando la soledad asfixie allí estará
la única mujer que necesito de mi mano,
para no perderme buscando la libertad.

Frank Morris y Layton

sábado, 10 de diciembre de 2016

AYÚDAME - Frank Morris

Yo era un niño extraordinario,

lo que comúnmente llamamos: “una desgracia”.
La sangre en la boca me sabía a “poco me sacia,
mamá, mira a ver si hay algo en la farmacia."

Yo fui un niño cabrón,

escupiendo sangre al patio y rogándole al cielo:
"yo no quiero ser Alberto, mi mayor anhelo
es que el rebaño encuentre en mí a su hermano gemelo".

Hice el ridículo intentando mimetizarme,

y entre desconsuelo y desconsuelo me nació
una simiente de anarquía que germinó.
Y entre desconsuelo y desconsuelo nací yo.

El resto es historia,

asumí mi diferencia, rechacé el rebaño,
y, sin tener que renunciar a este perfil extraño,
encontré la manada a la que aún acompaño.

Pero no quería contar nada de eso,
yo lo que quería decir
- como si fueras a entenderlo -
es que estoy hasta la polla de resolver mi vida solito.


Esta vez
ayúdame.

Frank Morris