lunes, 13 de febrero de 2017

Frank Morris - S I E T E

Yo no sabía esa palabra de ocho letras
que empieza por 's' y acaba con el miedo.
Yo no sabía esa palabra,
pero mi madre estaba planchando
y yo posé mi catarsis sobre el alféizar. 
Yo no sabía esa palabra, 
pero mi madre sí. 

Su padre y yo lo achacamos a su excesiva sensibilidad, a su madurez precoz. 

Con solo siete años
coloqué en mi horizonte el concepto
que custodian las tripas del buitre. 
Me salvó el escalofrío de mi madre. 
Con solo siete años
puse en mis labios un deseo
que hoy desnuda la degradación del óleo, 
las grietas del pentimento. 

Hay que matizar que el recuerdo existe y se conserva (no se ha borrado permanentemente), la dificultad está en el acceso consciente y recuperación del mismo.

Cuatro trazos
y a la mierda la hipótesis de la psicóloga,
un hilo de voz para evocar la seguridad de aquella frase.
Miré al abismo
y casi me corono mártir del arenero. 

Ha abierto la ventana y ha dado un paso más en su cabeza.

Frank Morris

No hay comentarios:

Publicar un comentario