viernes, 20 de mayo de 2016

Frank Morris - Tranqui, yo pago las fantas

Desde la secuela del cuento de la lechera,
cansado de regar mis papeles con cenizas,
de llevar una capa de pólvora hecha trizas.


No muevo ni una coma.


Con la cruz sobre la espalda,
en la arena del reloj,
con los clavos en las palmas,
como el mártir a su Dios.
Te quise y te quiero.


Te quise arropándome con tu bandera blanca,
viendo en tus ojos, bautismo a mi constelación,
trayendo el horizonte de una nueva estación.


No te olvides.


Te quiero con la resignación de las trincheras,
con heridas de acariciar alambre de espino.
Te quiero acompañar a lo largo del camino.


Me dirigirás esa mirada verde atómico, y extenderás la mano. Yo, con la mirada de un niño arrepentido por una travesura, sacaré de mis bolsillos la caja de cerillas. Después, la bengala que iluminó tu rostro aquella vez.
Tú la guardarás en alguna de tus matrioshkas, y sin saber muy bien a dónde, saldremos del suelo que encharqué de gasolina.


Y te diré: tranqui, yo pago las fantas.

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