jueves, 30 de junio de 2016

Frank Morris - Juro

Atentos al blog en las próximas semanas, porque va a haber novedades. Mientras tanto, os dejo con un texto pesado que escribí hace mucho.
No hay elección, más quisiera.
Hablaba de las raíces
que piden a las estrellas
no volver nunca jamás
a crecer bajo la tierra.
De habitar el balancín,
de dejar atrás veredas
por donde la luna quema.
Hablaba de fuego y guerra.
Juro que el croar de ranas
serán todos mis poemas
cuando emerja en año y medio.
Era una noche cualquiera,
abrí mi mano y vi al trébol:
tres hojitas y la cuarta;
la aleta rota de Nemo.
Con los ojos anegados
vi sus besos en el suelo,
los vaivenes de huracanes,
le impedían ver el cielo.
Su cadáver entre espigas
temen ver mis ojos secos.
Juro que el croar de ranas
serán todos mis poemas.
Y besos en la hojarasca.
Me despedí de mi senda
y pataleé de rabia.
Contra la hilera de asfalto
la tormenta guerreaba.
Lo de arriba eran visiones,
no iba a dejar que pasara.
Solo llevo en las alforjas
las orillas de una charca
de primavera y verano,
el reflejo de pisadas,
y de las noches de locos;
un halo de luna blanca.
Juro que el croar de ranas
serán todos mis poemas
cuando habite el campanario.
Hacia el norte, media vuelta,
a la estrella de alabastro
que se derrumbó en mi fuga.
Que voy a pedir la mano
del charco que almacenó
toda la mierda y el barro
que se me adhirió en la huida.
Pero después de lo andado,
la veo besando a Némesis,
y de reojo mostrando
un ego de color ámbar.
¿El martirio o el atajo?
Ojalá ninguna pero
esto acabará cesando,
y vendrá a mí con amnesia.
Entonces habrá teatro
hasta que se abra el telón
en un poco más de un año.
Juro que el croar de ranas
serán todos mis poemas
y añicos de oscuridad.

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